
La tensión futbolística azota Inglaterra. La emoción del fútbol directo vuelve tras los campeonatos de los últimos años, que tuvieron siempre un dominador claro. Y es que al país que acunó el fútbol no se le puede pedir más. La Premier está al rojo: la emoción está servida.
Y es que nadie se esperaba que el todopoderoso United fuera a caer 2-0 en la cancha del Fulham. El equipo del "Teatro de los sueños" acusó demasiado la falta de un jugador de creación colectiva en el mediocampo, y es que detrás de Cristiano Ronaldo, Scholes, Giggs, Bervatov, etc, se encuentra el verdadero creador de juego del equipo: Michael Carrick. Sin él el United es diferente, se ve obligado a realizar jugadas individuales y a depender de esos "chispazos", que no siempre aparecen. Así pues, el partido ya comenzaba complicado para los de Manchester. Y la estocada final la proporcionó el veterano Paul Scholes, que hizo de guardameta, y realizó una espectacular parada ante Bobby Zamora. Minuto 15, un jugador menos, penalty y gol en contra. El Manchester ya no se levantaría.
Ahora la responsabilidad de perseguir al líder recaía sobre el Liverpool, que venía de asombrar a Europa tras su goleada en el fortín de Old Trafford (1-4). El Aston Villa no fue rival para el equipo de Rafa Benítez, que se impuso cómodamente por un arrollador 5-0. El capitán de los "reds", Steven Gerrard, cuajó un soberbio encuentro, puesto que anotó un hat-trick. Riera y Kuyt anotaron los otros tantos.
De este modo, la Premier se aprieta, puesto que el Liverpool se queda a sólo un punto del United (aunque los de Manchester tienen un partido menos). Veremos de qué manera sienta el parón internacional a ambos equipos. La emoción está servida en las islas.
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